La evaluación psicopedagógica es un proceso valorativo que se lleva a cabo mediante la administración en el sujeto de determinadas pruebas así como de recopilación de información, que busca comprender el origen de las dificultades por las que el sujeto presenta problemas en su día a día.

 

Se busca comprender como aprende, procesa e interpreta una persona así como el origen de sus dificultades para poder dotarle de las estrategias necesarias para contar con autonomía y mejorar sus resultados así como ver también sus fortalezas.

 

Si bien se determinan las dificultades, el objetivo no es “etiquetar”, sino detectar las fortalezas y las dificultades para poder diseñar apoyos educativos y emocionales ajustados a cada etapa del crecimiento.

 

Se evalúan todas las áreas de desarrollo del aprendizaje a nivel neurocognitivo, con las últimas pruebas psicométricas y test estandarizados del mercado. Se valora atención, memoria, razonamiento y funciones ejecutivas. Se evalúa también el rendimiento lector, escrito, a nivel matemático, comprensivo y expresivo así como el aspecto social y emocional del evaluado, su historia evolutiva y el contexto familiar y escolar. Suele comprenderse en dos o tres días de 2/3 horas de duración cada uno (en función de cada tipo de evaluado). 

 

Todos los resultados y su interpretación son recogidos un informe psicopedagógico que ofrece una mirada global de la persona evaluada, junto con recomendaciones concretas para padres, docentes y profesionales. Se establece la devolución del mismo con la explicación detalla de cada prueba y resultados. Así mismo si fuera preciso se establece una coordinación con el centro docente como un abordaje desde la puesta en práctica de sesiones psicopedagógicas en el centro.

 

Si bien no siempre es necesaria la evaluación psicopedagógica, esta es una herramienta imprescindible para determinar el origen en niños, adolescentes y adultos que presentan dificultades en el aprendizaje en su día a día para poder establecer el plan de mejora y trabajo adecuado.